dieser beitrag wurde verfasst in: spanisch (spa/es)
name: Otero
vorname: Alejandro
wikidata-repräsentation: Q2117224
gnd-repräsentation: 119555565
biografische angaben: * 7 de marzo de 1921, El Manteco, Edo. Bolívar, Venezuela, 13 de agosto de 1990, Caracas. Pintor y escultor
Hijo de José María Otero Fernández e Isabel Luisa Rodríguez. En 1939 inició sus estudios en la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas bajo la tutela de Antonio Edmundo Monsanto, de quien se reconoció como discípulo. Otero "fue el pintor de su generación más capacitado para comprender y sentir a Cézanne, cuya obra lo sedujo al tiempo que, mientras estudiaba […], ponía el método analítico del pintor francés, partiendo del objeto tradicional de la naturaleza, la figura, el paisaje" (Calzadilla, 1975, p. 86). Siendo aún estudiante, es nombrado profesor del curso de experimentación plástica para niños (1942) y, dos años después, profesor de la cátedra de vitrales en esta institución. En sus primeras obras pertenecientes al período escolar se encuentran retratos, desnudos y paisajes. En ellos se evidencian las búsquedas iniciales de síntesis de elementos, característicos de toda su producción plástica. Paisaje de Los Flores (1941) y Autorretrato (1943, colección sucesión Alfredo Boulton) registran, por otra parte, su paso de la construcción de los planos a las calidades matéricas del color. En 1944 realiza su primera exposición, junto a César Enríquez, en el Ateneo de Valencia (Edo. Carabobo).
El Gobierno francés y posteriormente el ME le otorgaron en 1945 una beca para cursar estudios en París, hecho que representó su primer viaje al exterior. En 1946 inició la serie de trabajos conocidos como Cafeteras. La influencia de Pablo Picasso y las tendencias gestualistas son evidentes en estas obras que, gradualmente, se despojaron de toda representación hasta transformarse en líneas y estructuras de enorme fuerza expresiva. Otero trabajó las formas básicas para asir la esencia plástica de los objetos; la serie se inició en un principio con cacerolas (1946), cafeteras (1946-1947), cráneos (1947) y potes (1947). En 1948 realizó el grupo más numeroso, cafeteras rosas; asimismo trabajó candelabros, botellas y lámparas. Sin duda las calaveras fueron una especie de memento mori de la figuración, como en Calavera, de 1947 (colección Banco Mercantil, Caracas). En 1948, Otero es incluido en la muestra "Les mains éblouies" de la célebre Galería Maeght en París. A mediados de enero de 1949 regresó a Caracas. Las obras producidas en Francia se expusieron en el MBA, en el Taller Libre de Arte y en el IUPC, provocando polémicas. En una reseña de la época, Guillermo Meneses comentaba: "la pintura de Otero ha de asombrar, necesariamente. Es distinta a todo lo que habíamos visto en nuestro país. Y, además, ofrece una sensación de quien está seguro de sí mismo […]. Podríamos decir que las líneas, las formas, los objetos han sido profundizados, llevados hasta la honda atmósfera enmarcada que no existe jamás en la realidad: el propio espíritu, la propia pasión, el fino cerebro del artista" (1982, p. 36).
Regresó a París y, junto a Pascual Navarro, Mateo Manaure, Carlos González Bogen, Perán Erminy, Rubén Núñez, Narciso Debourg, Dora Hersen, Aimée Battistini y J.R. Guillent Pérez editaron, en marzo de 1950, la revista Los Disidentes, alrededor de la cual se articuló un grupo del mismo nombre. Desde esta publica¬ción propugnaron las tendencias del abstraccionismo y la puesta al día de los artistas venezolanos en París; atacaron los lineamientos académicos de sus viejos maestros y las ideas convencionales que guiaban las artes plásticas, los salones y los museos en Venezuela. Una nueva serie de su producción artística se inició en 1959, Líneas coloreadas sobre fondo blanco. En estas obras Otero se aleja del objeto y la representación para aislar la expresión pura de las líneas que ya estaban presentes en las Cafeteras. Este mismo año viaja a Holanda con Perán Erminy y Rubén Núñez, y al año siguiente, participa en el VI Salon des Réalités Nouvelles (París), y bajo los preceptos de Mondrian inicia sus Collages ortogonales, barras horizontales y verticales que se entrecruzan sobre un fondo de color en una relación cromática serial. La primera obra de este período se presentó en el Espacio Lumière de la Galería Suzanne Michel (París, 1952).
En 1952 regresa a Venezuela y participa en la "Primera muestra internacional de arte abstracto" (Galería Cuatro Muros, Caracas), así como en la experiencia colectiva de integración de las artes promovida por el arquitecto Carlos Raúl Villanueva en la Ciudad Universitaria de Caracas, proyecto que constituyó "el primer gran conjunto de arquitectura y arte que se erige en América Latina" (Traba, 1994, p. 83). Sus indagaciones en la abstracción encontraron en el hecho arquitectónico una significativa posibilidad de desarrollo que se aprecia en la Ciudad Universitaria, para la cual realizó tres murales y un vitral para la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (1956) y Policromía para la Facultad de Farmacia (1959). Antes de su participación en el proyecto de Villanueva, Otero había realizado cinco paneles en mosaico y aluminio para el Anfiteatro José Ángel Lamas (Caracas, 1953), en dos de los cuales ya se aprecian los principios de los Coloritmos; Mástil reflejante (torre corrugada de aluminio y concreto) para la Estación de Servicio Las Mercedes (Caracas, 1954), y Panel en mosaico y aluminio para el Banco Mercantil y Agrícola (Caracas, 1954). Otero realizó sucesivamente el plafón para el Teatro del Este (Caracas, 1956); el Vitral para la casa de Alfredo Boulton (Caracas, 1956); Policromía para la Unidad Residencial El Paraíso (Caracas, 1957); Policromía para el Edificio Easo (Caracas, 1959); Panel en relieve monocromo para el Acuario Colinas de Carrizal (Carrizal, Edo. Miranda, 1959); Color cenital para la capilla del ancianato Fundación Anala y Armando Planchart (Tanaguarena, Edo. Vargas, 1974). En la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas se desempeñó como profesor de composición y análisis (1954-1955) y vitrales (1956). Dictó clases de apreciación artística en el Taller Libre de Arte. En 1954 desarrolló la serie Horizontales activas, en la que replanteó problemas ópticos, así como sobre el movimiento y el desarrollo de las posibilidades del color.
Entre 1955 y 1960 trabajó en los Coloritmos, serie de tablones rectangulares realizados con pintura industrial aplicada con compresor y plantillas sobre láminas de madera contrachapada alejándose de esta manera de las calidades pictóricas para insistir en las puramente compositivas. En 1956, el MOMA adquiere el Coloritmo 1. Este año, Otero es incluido en la representación venezolana para la XXXVIII Bienal de Venecia, con cinco obras. Los Coloritmos tendrán repercusión latinoamericana y le merecerán a Otero reconocimientos en São Paulo (1959) y Barranquilla (Colombia, 1960). Con motivo del desacuerdo con los criterios manejados en la entrega de premios del XVIII Salón Oficial, en 1957, sostuvo, a través del diario El Nacional, una célebre polémica con Miguel Otero Silva defendiendo el abstraccionismo. Hasta ese momento, Alejandro Otero había publicado artículos combativos que habían despertado polémicas, como la que sostuvo con Mario Briceño Iragorry en 1952, pero en esta ocasión, Otero rebatió que a los abstraccionistas se les reprochara una tendencia cuyo "signo es la evasión" y el "frío invernadero de una fórmula repetida" (citado en Otero, 1993, p. 145). Interesado en el teatro, Otero realizó la escenografía para El dios invisible, de Arturo Uslar Pietri (Teatro Nacional, 1957), experiencia que repitirá con las escenografías de Calígula, de Albert Camus (Teatro Municipal, 1958) y Fuenteovejuna, de Lope de Vega (Ateneo de Caracas, 1966). En esta última el artista no dudó en crear un escenario de estructuras puras en contraste con los vestuarios de época. En 1958 obtuvo el Premio Nacional de Pintura en el XIX Salón Oficial con su Coloritmo 35. "En ese instante la pintura abstracta, la pintura no objetiva, queda no solamente reconocida oficialmente, lo cual ya había tenido lugar al participar en salones anteriores, sino que resultaba premiada como expresión de una de las principales corrientes de nuestro lenguaje plástico. Este hecho hubo de revolucionar el concepto estético del mensaje pictórico, dentro del pronunciamiento genérico de las diferentes tendencias que venían revisándose desde años atrás en Venezuela" (Boulton, 1972, p. 178). Participó, ese mismo año, en la reformulación conceptual de la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas que, a partir de ese momento, se llamó Escuela Cristóbal Rojas, institución en la que reinició actividades docentes. Se desempeñó como coordinador del MBA entre 1959 y 1960. Otero participa en 1959 en la V Bienal de São Paulo con su serie Coloritmos.
A finales de 1960 viaja nuevamente a París. En este período su obra sufrió profundos cambios al abandonar el riguroso y colorido abstraccionismo geométrico de los Coloritmos con la serie Telas blancas, desarrollada a partir de los postulados de la monocromía. En estas obras el color prácticamente desaparece. Lo único que subsiste es la aproximación a la gestualidad plástica en superficies monocromáticas de naturaleza informalista y factura pastosa. Movimientos como el informalismo, el arte pop y el nuevo realismo europeo, muy en boga en los primeros años de la década de los sesenta, fueron determinantes en el surgimiento de una nueva serie dentro de su producción. Es así como en 1962 desarrolló los Ensamblajes y Encolados, que retoman los postulados de Duchamp y variantes de artistas como Louise Nevelson, en collages de cartas manuscritas sobre puertas carcomidas por el tiempo, como en Bonjour Mr. Braque (1961), o ensamblajes monocromos como El alicate azul (1961) o Serrucho horizontal (1963). Ese año participa con tres obras en la VII Bienal de São Paulo. Regresó a Caracas en 1964. Fue nombrado vicepresidente del Inciba, cargo que desempeñó hasta 1966. Comenzó a trabajar los Papeles coloreados, serie que constituyó una verdadera síntesis de sus búsquedas: el rigor geométrico y la expresión informal expresados a través de recortes de periódicos teñidos en diversos colores y pegados a manera de líneas y planos puros. En estas obras, "testimonio del tiempo al igual que las cartas, sitúa Otero el color hecho forma en el espacio" (Palacios, 1969. p. XX). Un año después, junto a Jesús Soto y Víctor Valera, representó a Venezuela en la XXXIII Bienal de Venecia, con 49 obras de diferentes períodos.
En 1967 inició una nueva etapa dentro de sus búsquedas al iniciar obras tridimensionales. Hasta ese momento, las obras de Otero habían mantenido en su participación urbana una discreta fórmula bidimensional. "El estallido se produjo cuando el soporte plano se volvió insuficiente para contener ese espacio y expresarlo" (Otero, 1990, p. 49). A partir de ese momento, el interés que Otero confiere a la ciencia y la tecnología perfiló el nuevo rumbo de su obra. Frente a un equipo multidisciplinario inició, ese mismo año, el proyecto de la Zona Feérica de El Conde, concebido como un gran espectáculo en homenaje al cuatricentenario de la fundación de Caracas, coordinado por Inocente Palacios. En este proyecto, las estructuras ideadas por los artistas participantes eran el centro de las actividades recreativas. Dentro de este contexto desarrolló las esculturas Rotor, Vertical vibrante oro y plata, Estructura sonovibrátil, Noria, Torre acuática e Integral vibrante, inauguradas en 1968, año en el que se instaló Vertical vibrante en Maracay. En este año desarrolló un especial interés por las artes gráficas realizando aguafuertes. Junto a Humberto Jaimes Sánchez y Luisa Palacios produjo monotipos para el libro Humilis herba con textos de Aníbal Nazoa en una edición de 50 ejemplares numerados. La Gobernación del Estado Bolívar (Ciudad Bolívar) creó, en 1971, el Salón Anual de Pintura Alejandro Otero.
Ese mismo año obtuvo la beca de la Fundación John Simon Guggenheim. Gracias a ella se incorporó al Centro de Estudios Visuales Avanzados del MIT, donde continuó sus investigaciones sobre las esculturas cívicas y sus nexos con la realidad natural (luz, viento, clima) para crear "enormes volúmenes en acero inoxidable, de aparente fragilidad, transparentes, con aspas en direcciones opuestas, cuerpos con movimientos internos y externos, torres astrales para una comunicación aún no codificada. Esculturas que son ecos de luces y vientos" (Palenzuela, 1990, p. 7). Durante su permanencia en el MIT participó en equipos multidisciplinarios que estudiaron y practicaron la relación entre arte y ciencia en el mundo contemporáneo. Las obras realizadas en este período (maquetas para obra a escala cívica y doméstica) se expusieron en la Galería Conkright en 1972. En 1973, Otero comenzó a trabajar en la serie de pintura Tablones, "una variante de las 'líneas de color sobre fondo blanco' de 1951, o como las obras preparatorias de los Coloritmos. Pero más 'espaciales' que éstos y en 'puro color' (Balza, op. cit., p. 122). En los Coloritmos, Otero había incluido el blanco como color, pero en los Tablones éste se vuelve elemento organizador. En 1975 asistió como invitado especial a la XIII Bienal de São Paulo, donde presentó un audiovisual con películas, 1.000 diapositivas y 11 pantallas sobre sus investigaciones artísticas. El Estado venezolano donó, en 1976, la escultura Ala solar al Gobierno colombiano. Esta fue instalada frente al Centro de Administración Distrital en la Avenida Jorge Eliécer Gaitán de Bogotá. Junto con Miguel Otero Silva y Manuel Espinoza, introdujo el proyecto de creación de la GAN, que inició sus actividades en 1976. En este mismo año realizó, en México, dos exposiciones individuales, oportunidad para la cual donó la obra Casa solar para ser colocada en la entrada del futuro Museo de Arte Contemporáneo Rufino Tamayo (Oaxaca de Juárez, México), artista que, al referirse a Otero, expresó: "hay en él una especial inquietud en descubrir nuevas posibilidades plásticas […] pero lo más importante es que, en cada experimento que ha realizado, ha resuelto cosas, las ha convertido en hechos definitivos. Creo que es un precursor, alguien que se adelanta a los movimientos que vendrán" (El Nacional, 31 de enero de 1976). En la sede del Centro de Información y Turismo del Gobierno de Venezuela en Nueva York, se presentó el audiovisual Presentation and scale models of sculptures by Alejandro Otero. Fue nombrado presidente de la Comisión Especial de Artes Plásticas del Conac. Con motivo del bicentenario de la Independencia de Estados Unidos, el Gobierno venezolano ofreció a este país la escultura Delta solar. La donación fue aceptada por el Congreso de Estados Unidos. La obra se instaló, un año después, en el jardín oeste del Museo del Aire y del Espacio, en Washington, lo que significó un alto reconocimiento a la trayectoria del artista. Otero participó, en 1976, en el proyecto concebido por la Corporación Olivetti para rendir homenaje a Leonardo da Vinci y a un artista contemporáneo que resumiera algunas claves de la filosofía de la empresa, como la relación entre el espacio y los sueños de los hombres, la integración de la técnica con los elementos de la naturaleza. Esto le permitió presentar su Estructura solar, un paralelepípedo conformado por 54 aspas y más de 10 metros de altura. La obra fue instalada en el patio de honor del Castello Sforzesco en Milán, lugar donde Leonardo proyectó realizar un monumento ecuestre a Ludovico Sforza. En 1980 la obra fue colocada permanentemente en el Palacio Olivetti en Ivrea (Italia). En 1979 ilustró el libro de Orlando Araujo, Alejandro Otero, el niño que llegó hasta el sol (Caracas: Ediciones María di Masse, 1979).
Representó a Venezuela en la XL Bienal de Venecia, celebrada en 1982. Allí se presentó con 13 obras de mediano tamaño, maquetas, 50 dibujos, diapositivas y dos estructuras: Abra solar y Aguja solar, las cuales fueron instaladas a la entrada de la sede de la Bienal y en el Lido de Venecia. También en 1982, el cineasta Ángel Hurtado realizó los videos Alejandro Otero en Venecia y Abra solar y las cuatro estaciones. Al año siguiente, las estructuras que participaron en la Bienal de Venecia fueron instaladas en la Plaza Venezuela y frente a la sede de Interalúmina (Puerto Ordaz), respectivamente. Con la serie de Émbolos vibratorios, lleva a mediano formato las proposiciones ya formuladas y cumplidas con sus esculturas a escala monumental. En los espacios del MACC se realizó, en 1985, la más grande exposición retrospectiva de su obra. La muestra incluyó 763 piezas que abarcaban todas las etapas de su producción plástica. En 1986 instaló en la Plaza La Democracia en el Complejo Hidroeléctrico Raúl Leoni (Guri, Edo. Bolívar), la Torre solar, obra que, a juicio del artista, fue su obra más importante hasta ese momento (Blanco, 1986, p. 28). Se incorporó, en 1987, al Centro de Investigaciones IBM de Venezuela como investigador visitante. Con la asistencia de Ana Margarita Blanco experimentó con las posibilidades del diseño con computadora cuyos resultados fueron publicados, dos años más tarde en Alejandro Otero: Saludo al siglo XXI, libro que el artista dedicó como un tributo a los hombres de ciencia. La I Bienal de Guayana, celebrada en 1987, sirvió de marco para rendirle homenaje. Al Museo Soto, sede de la bienal, donó, al año siguiente, 33 obras para su colección. En 1990, la Galería Propuesta Tres mostró, por primera vez al público, los Monocromos. Con el artículo "Sólo quisiera ser puntual", publicado en El Nacional, obtuvo el Premio Henrique Otero Vizcarrondo al mejor artículo de opinión. Fallece a los 69 años de edad. Por decreto presidencial y como homenaje póstumo, el 14 de agosto el Museo de Arte La Rinconada asumió el nombre de Museo de Artes Visuales Alejandro Otero. La Gobernación del Estado Bolívar (Ciudad Bolívar) creó el Premio de Artes Plásticas Alejandro Otero. Representó en 1991 a Venezuela en la XXI Bienal de São Paulo con 75 obras, en la cual le fue otorgada una mención honorífica post-mortem. Se presentó en ese evento el video Alejandro Otero. Arte para el siglo XX, realizado por Xavier Sarabia. En conmemoración del primer aniversario de su fallecimiento, el MAVAO organizó una exposición que incluyó la versión definitiva de los Collages ortogonales realizados por medio de la computado¬ra y el primer ensayo de escultura para la intemperie en color Una flor para Nora. Su obra Estructura espacio-cromática, también conocida como Los Cerritos, realizada con Mercedes Pardo, fue restaurada e instalada en la autopista Caracas-La Guaira.
(fuente: Wikihistoria del arte venezolano)